Laura Dagostino: “La floricultura en la provincia es prometedora”

Asegura que se está innovando con las variedades, porque los nuevos consumidores las adquieren para ornamentación de ciertos espacios.

Laura Dagostino: “La floricultura en la provincia es prometedora”

En la provincia hay unos 100 productores de flores y Mendoza es la segunda en superficie en el país, después de Buenos Aires. Desde hace tres años existe una Mesa de Floricultura de Mendoza, que está trabajando para tener un mercado único. El sector apunta también a promover la idea de que las flores de corte viven el mismo tiempo en la planta que en un jarrón y que son una alternativa para la ornamentación de negocios y el hogar, con nuevas variedades.Loading videohttps://www.youtube.com/embed/GNeEDQLZHzw?enablejsapi=1&amp=1&playsinline=1

Laura Dagostino, asesora técnica de la asociación de floricultores Maipuflor, comenta que la cuarentena produjo un impacto considerable en el sector. En un primer momento, porque no estuvieron exceptuados por lo que ni siquiera podían ir a regar. Y actualmente, porque la gente mayor no va a los cementerios y los dueños de restaurantes, con una capacidad de atención reducida, están restringiendo lo más posible los costos. Algunos productores de flores han achicado sus cultivos para abocarse a la producción hortícola.

-¿Cuál es la importancia de la floricultura en la provincia?

-Mendoza es la segunda productora en superficie del país, después de Buenos Aires. El rubro no es muy conocido, pero hay aproximadamente unos 100 productores de flores en Mendoza. El primer departamento es Maipú y el segundo, Guaymallén. En promedio, cada productor tiene una hectárea cultivada. En la provincia, se producen flores durante todo el año, porque cerca de 90% de los cultivos es bajo cubierta.

En 2017 conformamos la Mesa de Floricultura de Mendoza, que está integrada por cinco asociaciones de floricultores: Mercado Cooperativo, Asociación Mendoflor, Maipuflor, Anflor y la Asociación de Viveristas de Mendoza. Se trabaja en forma conjunta con el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), el IDR (Instituto de Desarrollo Rural) y la Facultad de Ciencias Agrarias.

La principal tarea que estamos desarrollando ahora es intentar conseguir un mercado único, porque hay varios espacios donde se vende y la idea es concentrarlos a todos. Nos están cediendo un espacio en la Municipalidad de Maipú.

JOSE GUTIERREZ | JOSE GUTIERREZ

-¿Los ha afectado la cuarentena?

Cuando surgió la pandemia, la actividad agrícola fue exceptuada de la cuarentena, excepto la parte ornamental y la floricultura porque el Senasa determinó que no son bienes de primera necesidad. Logramos, después de muchas gestiones, que los productores se pudieran trasladar a sus propiedades a regar. Pero durante un buen tiempo la producción de flores se tiró.

Así que se tuvo que realizar mucho trabajo acá para conseguir los permisos y con la asociación de Buenos Aires. Finalmente, el 21 de abril nos habilitaron para vender online y el 26 nos permitieron retomar las ventas físicas.

Los viveros sí han podido vender por Internet y después, cuando se pudo, volvieron a abrir las puertas de los comercios. Pero los floricultores no, porque no podían salir las canasteras (la venta ambulante estaba prohibida), los cementerios abrieron hace poco, no hay eventos, no había restaurantes. Las actividades que implican un consumo importante de flores todavía están muy restringidas.

-¿Quiénes son los principales compradores de flores?

-Los floricultores venden en venta ambulante, restaurantes, hoteles, cementerios y fiestas. Como se ha visto muy perjudicado el sector, lo que han hecho es, por un tiempo, dedicarse a algún tipo de cultivo hortícola, pero sin dejar las flores. Se han achicado en superficie hasta que vuelvan todos los eventos.

-¿Para volver van a requerir de una inversión importante?

-Todo va a depender de cuándo se vuelva. La inversión es bastante grande por las plantas, porque algunas, como alstroemerias y gerbera, tienen su precio en dólares. Ya han tenido problemas porque habían solicitado plantas a Buenos Aires y de $ 4,50 que salía el plantín ahora se los enviaron a $ 8.

Y es bastante complicado el tema del transporte y no sabemos si llegan o no. Hay productores que hacen sus plantines acá, pero está la incertidumbre de que, si plantan, no saben si van a poder vender. En Mendoza hay tres mercados de venta al por mayor de flores y yo paso por dos casi todas las semanas y los productores me comentan que hay poca gente.

He hablado con mis productores y, de todos los invernáculos. Un porcentaje lo han dedicado a hacer rúcula, perejil, frutillas. Porque no se sabe cuándo vuelve todo. Es entendible porque, por ejemplo, los jóvenes no van al cementerio y los mayores, que sí van, están encerrados. Los restaurantes tienen que abrir al 50% de su capacidad y es un dinero que no está entrando. Entonces, antes que comprar una flor van a pagar el sueldo al empleado. Lo mismo pasa con las flores para la casa. Si antes una persona compraba todas las semanas un ramito y ahora no tiene un buen trabajo, evita ciertos gastos.

-¿Cuáles son las especies que más se cultivan?

-Son montonera o San Vicente, alstroemerias y gerbera. Las que están saliendo ahora son las fresias. Y lisianthus tiene muy buena calidad. Eso es lo bueno que tenemos. Dentro de Maipuflor, mi trabajo los primeros años se enfocó en conseguir algún tipo de subsidio o beneficio, y uno de los que obtuve, gracias al IDR y el Proderi (Programa para el Desarrollo Rural Incluyente), fue un fondo rotatorio. Porque son pequeños productores y no podían ir a pedir un crédito al banco.

Se consiguió un financiamiento de $ 500 mil. La asociación tiene ese dinero y presta a los socios que, además, son garantes, a través de distintas líneas, para comprar invernáculos o insumos, y se devuelve con intereses para que se mantenga el fondo. También gracias a eso organizamos el año pasado, con el IDR, un viaje a Buenos Aires, que nos sirvió muchísimo para abrir la mentalidad de los productores y para que entendieran el producto que ellos obtienen, porque Mendoza tiene muy buena calidad de flores. Es más, vendemos al sur, San Juan y San Luis, e incluso se ha vendido a Jujuy. La floricultura en la provincia es prometedora.

¿Qué necesita el sector para seguir creciendo?

Ha habido un cambio cultural. Antes se cultivaban flores para el cementerio, pero las nuevas generaciones no van. Ha ido cambiando la mentalidad y ahora el consumo se orienta a ornamentación para los hogares y ciertos espacios. Entonces, se está innovando en variedades, que necesitan infraestructura y tecnología, como el riego por goteo. Ahora estamos trabajando para presentar un proyecto en otro programa, de plan de agua, y la idea es tener financiamiento para implementarlo.

Es necesario seguir con ese cambio de mentalidad porque todavía hay mucha gente a la que le regalás una flor y te ven como que le estás deseando la muerte. O están los que dicen “no cortes las flores porque le estás haciendo un daño”. En realidad, estas plantas producen flores y lo que el productor hace es cortarlas para que sigan produciendo.

La función de la planta es dejar descendencia, por eso todas florecen. Las de flores de corte viven 3, 6 meses y hasta dos años. Esa planta tiene que producir. En vez de que la flor muera en la planta, la podés poner en un florero. Ahora están durando más de 10 días, con las condiciones adecuadas: cambiarle el agua todos los días, irle cortando la parte de abajo.

Estamos trabajando desde la Mesa de floricultura en la promoción del consumo de flores. Este año estábamos organizando la 8° Muestra de Flores y Vinos, en noviembre, para mostrar al público en general la producción que tenemos en Mendoza. Dábamos cursos de cómo cuidar las flores, decorar un florero, armar ramos. Pero con la pandemia, no vamos a poder.

Perfil

Laura Dagostino es ingeniera Agrónoma y trabaja como asesora técnica de la asociación de floricultores Maipuflor y de la Asociación de Viveristas de Mendoza. En 2015 se presentó a un programa de Cambio Rural con la asociación de floricultores y resultó elegida para brindar, durante tres años, asesoramiento a esa entidad. Cumplido el plazo, ha seguido realizando la tarea, aunque ahora son los productores quienes le pagan por acompañarlos, realizar gestiones para conseguir financiamiento y organizar charlas y talleres. Desde el año pasado, está desarrollando el mismo tipo de labor para la Asociación de Viveristas de Mendoza, también a través del programa Cambio Rural. Reconoce que está tentada de empezar a dedicarse a la producción de flores -tuvo una pequeña plantación pero la crisis de 2001-2002 terminó rápidamente con sus ahorros-, pero aún no se decide.

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